Durante la práctica del ejercicio físico, el cuerpo humano experimenta una serie de reacciones que conllevan cambios en diferentes niveles, uno de éstos, el hormonal, ante una respuesta temprana o aguda al ejercicio, simula un estado de bajas reservas de energía.

Siguiendo este enfoque, se pueden resumir las hormonas que participan durante la realización del ejercicio físico:

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Catecolaminas (Adrenalina y Noradrenalina)

Algunas hormonas como la adrenalina y noradrenalina incrementan y activan a las enzimas encargadas de la degradación del glucógeno musculoesquelético, disminuyendo las reservas de éste y generando un aumento de la glucosa en sangre. Dicho aumento, es directamente proporcional a la intensidad del ejercicio. También, la adrenalina, incrementa el ritmo y la contractilidad cardíacos.

Siendo la adrenalina, la primera hormona en elevarse durante la práctica de ejercicio físico a una intensidad moderada (40 – 65 % VO2 máx.) promueve también, la liberación de grasas del depósito visceral.

¿Cómo sucede esto?

La adrenalina activa a la enzima lipasa sensible a hormonas que hidroliza a los triglicéridos subcutáneos en sus componentes: una molécula de glicerol y tres ácidos grasos libres. El glicerol resultante viaja al hígado para producir glucosa a partir del proceso conocido como gluconeogénesis y los ácidos grasos a la mitocondria, para producir energía a partir del proceso de β-oxidación

A una intensidad baja de ejercicio (<30 % VO2máx) se usan principalmente las grasas como fuente de energía, lo que se relaciona con el reclutamiento de fibras musculoesqueléticas de contracción lenta y con la capacidad de la mitocondria de transportar y metabolizar ácidos grasos.

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Cortisol.

Posteriormente, el cortisol (la “hormona del estrés”), y la segunda hormona en elevarse durante el ejercicio físico, parece incrementar, solo si el ejercicio supera el 50% del VO2máx. El cortisol, estimula la gluconeogénesis y aumenta los ácidos grasos libres en plasma para generar un aporte de energía durante el ejercicio. De igual forma, favorece la proteólisis muscular, generando aminoácidos libres que pueden servir como fuente energética para la producción de glucosa a partir de la gluconeogénesis en el hígado.

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Hormona del crecimiento.

A una intensidad aproximada del 40 – 65 % VO2 máx (ejercicio moderado – intenso) y posterior a los 10 minutos, aproximadamente, de haber iniciado el ejercicio físico, la hormona del crecimiento (hGH, por sus siglas en inglés) incrementa, haciendo más fácil los efectos de las catecolaminas (lipólisis) en el metabolismo lipídico como consecuencia de una respuesta aguda al ejercicio. 

A intensidades altas de ejercicio (≥70% VO2max) aproximadamente, se siguen utilizando pequeñas cantidades de grasa como fuente de energía, sin embargo, a estas intensidades, la glucosa y el glucógeno musculoesquelético son los sustratos principales que funcionan como fuente de energía. 

En conclusión, todas las hormonas mencionadas anteriormente, responden al ejercicio físico, siendo el tejido adiposo, un elemento importante a considerar dentro de las respuestas hormonales a dicha actividad, ya que secreta Leptina, que ha sido relacionada con las catecolaminas, cortisol, insulina, hGH y hormonas tiroideas, teniendo un efecto en el metabolismo de los lípidos y de los carbohidratos.

Fuente: 
Wilmore JH. Fisiologia del Esfuerzo y del Deporte. Paidotribo Editorial; 2004. 
McMurray RG, Hackney AC. Interactions of metabolic hormones, adipose tissue and exercise. Sports Med. 2005;35(5):393–412